Os presento una de las películas que más me han llamado la atención desde que empezó el año: Shutter Island, basada en la novela homónima de Dennis Lehane.
Es una película maravillosamente interpretada por Leo Dicaprio al que le acompañan actores de la talla de Ben Kingsley o Max Von Sydow. Entre sus compañeras femeninas desctacan Emily Mortimer ("Match Point," de Woody Allen) y Michelle Williams ("Dawson Crece", serie de televisión); todos ellos a la orden de un madurito Martin Scorsese que da la talla con creces en la adaptación de la novela de Lehane a la gran pantalla. Se trata de un thriller que roza el terror y bebe del cine de Hitchcock con aires parecidos a "El cabo del miedo" o incluso "The Ring".
Teddy Daniels (Dicaprio) y su compañero Chuck (Mark Ruffalo), son enviados a una isla en la que se encuentra un centro psiquiátrico con los pacientes más peligrosos del país. Su misión es encontrar a una demente "muy peligrosa" que se ha escapado de las instalaciones hace menos de 48 horas, y para ello deben contar con la ayuda del Doctor Crowley (Ben Kingsley) y lidiar con su sospechosa personalidad y la de todo el personal sanitario y pacientes en general. Importantes son las apariciones de Michelle Williams como la esposa fallecida de Teddy y los reveladores sueños que sufre el protagonista entremezclando la realidad y la ficción y que mantienen al expectador continuamente en tensión y como el mismo nombre indica, siempre "expectantes".
Las poderosas imágenes de la cinta te atrapan desde el minuto uno gracias al fántastico trabajo fotográfico realizado por Robert Richardson, que ya ha acompañado varias veces a Scorsese; te sumerjen en una pesadilla interminable, alucinógena, que confunde constantemente al espectador hasta el final de la película. Hace uso de luces muy artificales, notas de color, de tinta negra y cambios cromáticos constantes que hacen que la película lleve un ritmo mucho más ágil y entretenido.
El trabajo de producción y el de montaje son, también, indispensables: la recreación de la isla está muy lograda, los pabellones, sus tétricos pasillos... y por supuesto, una línea argumental y una continuidad excelentes que, dentro de la duda y la incertidumbre que invaden al espectador durante todo el metraje, te trasladan maravillosamente hacia la siguiente escena. No hay una sola secuencia que permita dar rienda a la imaginación de los espectadores debido a su tensión constante.
Son 140 minutos que, aunque suenen largos, se hacen cortos y no defraudan a los amantes del thiller en particular y a los amantes del cine en general. Sentimientos vertiginosos invaden al espectador durante toda la cinta y eso, unido a una cada vez más lograda y madura interpretación de Dicaprio en sus papeles protagonistas, logra una puntuación mínima de 9 sobre 10 y un regusto en el estado del corazón al finalizar su proyección.
¡Hasta la próxima sesión! ¡Con palomitas, siempre! ;)
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