Imagen sacada de http://rubicon-developments.co.uk
El primer ministro israelí mantiene el plan de asentamientos en Jerusalén mientras que la Casa Blanca advierte que las colonias judías frenan las negociaciones de paz en Oriente Medio. Netanyahu se prepara para un encuentro crucial con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama donde inevitablemente se plantearán aspectos de la lucha contra el programa nuclear iraní que parece no retroceder en el desencuentro entre Estados Unidos e Israel.
La tensión diplomática entre Estados Unidos e Israel se desató hace diez días, cuando el gobierno de Netanyahu anunció una nueva expansión de un asentamiento judío en Jerusalén del Este, ocupada por Israel desde 1967, en plena visita del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, a Medio Oriente para relanzar las negociaciones de paz.
Netanyahu sostiene que su política de actuación sigue siendo la misma que la que se ha llevado en su país durante los últimos 42 años y opone resistencia ante las peticiones americanas de frenar los planes urbanísticos israelíes.
En las dos últimas semanas, se han suspendido las sesiones de expansión de los asentamientos judíos y desde hace cuatro meses no se han demolido casas ni se han expulsado a ciudadanos palestinos de sus viviendas. El líder israelí deberá ser informado de todo proyecto que se tramite y se ha comprometido a aliviar el asedio a Gaza y a liberar prisioneros de Al Fatal. Sin embargo, los colonos confían en la actuación de su líder para volver a poner en marcha el proyecto de ampliación del pueblo israelí.
El enviado de Obama para Oriente próximo, George Mitchell ha entregado la invitación a Netanyahu para asistir a la reunión con el presidente norteamericano. La relación entre ambos está marcada por la antipatía personal, por lo que la consecuente relación entre ambos gobiernos dependerá en grandes rasgos de esta reunión.
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