Anoche, como una de tantas otras, me tumbé encima de mi adorado edredón nórdico para ver una peli. La elegí porque sí, por inercia, me daba igual la que fuera. Únicamente deseaba evadirme del mundo real para introducirme en el mundo ficticio del cine. Cogí al azar uno de tantos dvd's sin título apilados encima de mi mesa, y lo introduje en el aparatito que convierte las pistas de audio y video en imágenes en movimiento. Seleccioné Elegy, película dirigida por mi venerada Isabel Coixet, y eso que una amiga me había comentado que la película no le había gustado demasiado; aun así, decidí confiar en una directora que hasta el momento nunca me había defraudado.
De protagonista femenina, teníamos a nuestra querida Pe, Penélope Cruz, que nunca me llegó a llamar la atención en exceso, más bien, siempre me ha resultado indiferente (especialmente en películas de Almodovar...aunque quizás sea por la inevitable manía que siento hacia ese hombre).
Como actor principal estaba el británico Ben Kingsley (se está haciendo un poco mayor ya), especialmente conocido por su papel de contador judío en La Lista de Schindler (película que todavía no he visto y que tengo pendiente, por lo menos, desde hace un año). Sinceramente, es la primera película que he visto de este actor, y eso que tiene una larga lista en su filmografía. Lo que más me sorprendió de su actuación en Elegy fue la evolución del personaje, por lo menos la que yo sentí o la evolución que yo percibí en la manera de ver su personaje.
Nose porqué, David, el personaje interpretado por Ben Kingsley, me dio repelús desde el inicio de la película. Nose si por su edad, por su aspecto, por su voz o por su presencia: el caso es que no le tragaba, me daba hasta asco. Sin embargo, poco a poco fui adentrándome en su mundo personal, aprendí a entenderlo y llegó a gustarme, a gustarme no, a encantarme.
Esas son el tipo de cosas, que a mí personalmente, me hacen ver que una película merece la pena.
Asímismo, Penélope también me sorprendió gratamente con esa dulzura, ese carisma... No me dejó indiferente, aunque tampoco lo hizo en la última película que vi de ella: Vicky Cristina Barcelona de mi también admirado Woody Allen.
Pe está empezando a gustarme.
En resumen, Elegy me gustó, me gustó bastante y la recomiendo. Aunque advierto que no sigue la línea habitual de Coixet, es diferente, sorprendente. Aun así sigue siendo un drama, algo que siempre carateriza a sus películas.