Nunca como hasta ahora el talento del cine español ha sido tan reconocido fuera de nuestras fronteras. Uno de nuestros directores, Pedro Almodóvar, es indudablemente un icono mundial, siendo su imagen personal y de marca la de uno de los grandes directores de cine independiente. Como marca en sí mismo, Almodóvar ha creado un género reconocible en todo el mundo. No sorprende encontrar a gente en EE UU que se refiere a una película como “almodovariana” cuando se trata de una comedia con situaciones disparatadas donde participan personajes de toda opción sexual. El director manchego cuenta con dos premios Oscar por las películas Hable con ella y Todo sobre mi madre además de numerosos premios internacionales y europeos.
Junto con él, otros directores de varias generaciones son conocidos o reconocidos fuera de nuestras fronteras. El caso de Carlos Saura, precisamente el más longevo, es especialmente significativo de la extraña relación entre presencia, reconocimiento y mercado: si bien Saura es uno de los directores españoles más presentes fuera de nuestras fronteras, sus películas no son necesariamente grandes éxitos comerciales (si exceptuamos Carmen, que fue un fenómeno mundial, tanto las anteriores como las posteriores son más un fenómeno crítico mundial).
Por otra parte, entre los jóvenes, Alejandro Amenábar se ha consolidado como un director de enorme éxito en taquilla, capaz de medirse en los mercados mundiales con obras de género: películas como Los Otros o Mar Adentro le han hecho conseguir un gran reconocimiento internacional. Mar Adentro le hizo ganar el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa en 2005.